miércoles, 27 de noviembre de 2019

DE PROTECCIÓN DE DATOS Y OTRAS FALACIAS



Durante los últimos días del mes de noviembre, una noticia ha captado la atención de tod@s; el rastreo de millones de teléfonos móviles por el INE, que ha justificado esta intromisión en nuestra intimidad alegando que los datos que se obtendrán después de espiar nuestros desplazamientos diarios, de enterarse a dónde vamos de vacaciones o cuántos vivimos en el medio rural ( como si no lo supieran ya ), servirán entre otras cosas para hacer ciudades más sostenibles, invertir en infraestructuras y mejorar nuestra vida. Tan desinteresadas y altruistas aspiraciones le han costado al   INE medio millón de euros que se han embolsado Telefónica, Vodafone y Orange, estas han insistido en que la operación ha respetado plenamente la legalidad, aunque en el caso de Movistar ni siquiera ha dado opción a sus clientes de no ceder esos datos al Instituto Nacional de Estadística.
Ante las dudas que se han generado, uno y otras dicen que se han explicado mal, que al tratarse de datos anónimos en ningún caso se viola la intimidad de las personas, que es preciso que el INE se modernice pues las entrevistas por teléfono son prácticas del pasado, que el fin justifica los medios, que podemos estar tranquil@s...
Sin embargo, ¿cómo podemos estarlo cuando  sabemos que nuestra vida privada se exhibe, se compra y se vende en el mercado global sin nuestro consentimiento, sin saber quién tiene esos datos, qué hacen con ellos, cómo los usan? ¿Tranquil@s, sabiendo que la ley solo sirve al poderoso y crea en torno a los demás un espejismo de protección e igualdad irreales?
Otra noticia relacionada con la protección de datos personales apareció el 8 de octubre en El Norte de Castilla: “ El  15% de los reclusos más peligrosos de España están en la cárcel de Dueñas”, para a continuación mostrar una foto, el nombre, las iniciales de los dos primeros apellidos, el lugar y año de nacimiento y el historial penitenciario de uno de estos presos que cumplen condena en La Moraleja. Este reportaje,  a doble página y firmado por un tal Ricardo Sánchez Rico, comenzaba así: “Quienes han tenido que vigilar la conducta de  …,  joven interno de origen canario que cumple condena en la prisión de Dueñas, le definen como un auténtico psicópata”.  
Lo que espanta de esta noticia no es la historia de este chico que entró por pequeños delitos de robo y acumula en la actualidad una condena de más de 40 años, lo que pone de manifiesto, entre otras cosas,  que la cárcel ni reinserta ni reeduca.  Lo que espanta es, cómo datos especialmente protegidos como son los relativos a infracciones penales son manejados sin la más mínima ética profesional por alguien que dice llamarse periodista y que subordina la información veraz, objetiva y que responda a una finalidad concreta por el puro morbo, sin pensar en el daño que puede ocasionar a esta persona, o peor aún, a sabiendas de que lo publicado daña irremediablemente la imagen y el ámbito privado de alguien que no tiene ni siquiera  la posibilidad de defenderse.    

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