4.1 Simulando el Panóptico de Bentham
La Sociedad de
Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP SA), que es la compañía
estatal encargada del diseño, planificación y ejecución de las nuevas
instituciones penitenciarias, ha desarrollado este centro Tipo de cárcel que ha
servido de base para la construcción de los centros penitenciarios de los
últimos años. Ello se debe a que a finales de los años ochenta los centros
penitenciarios que existían en España se habían quedado obsoletos y saturados.
El PSOE (Partido Socialista Obrero Español), por entonces en el 102 poder,
decidió iniciar una reforma en el sistema penitenciario español, tanto en sus
leyes como en su funcionamiento.(24)
A partir de esa época
se gestionó la construcción de nuevos centros penitenciarios Tipo, para lo
cual, se enviaron técnicos a otros países buscando los modelos adecuados. El
diseño de los nuevos centros perseguía la aplicación de una funcionalidad que
permitiera adecuarlos a los nuevos objetivos de rehabilitación y formación de
los internos. El resultado fue la construcción de las nuevas macro-cárceles
repartidas por toda España con una capacidad aproximada de unos 1.800 a 2.000
internos por centro.
Los cambios
introducidos en las nuevas prisiones reforzaron el perímetro exterior con altos
muros, extensas alambradas y una torre de control elevada y sólo accesible vía
subterránea, para evitar la toma del centro neurálgico durante los motines,
desde donde se pudiera controlar todo el sistema de seguridad del centro
emulando quizá el sistema Panóptico de Bentham (1791). Mediante este sistema se
induce en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que
garantiza el funcionamiento automático del poder. Como dice Foucault (2009:205)
“[…] el detenido no debe saber jamás si en aquel momento se le mira; pero debe
estar seguro de que siempre debe ser mirado”. Esta estructura, puede incluso
constituir un aparato de control sobre sus propios mecanismos, pues desde la
torre el director puede observar y vigilar a todo el personal.
El propio Jeremy
Bentham hizo una descripción del panóptico:
Una casa de
penitenciaría debería ser un edificio circular, o por mejor decir, dos
edificios encajados uno en otro. Los cuartos de los presos formarían el
edificio de la circunferencia con seis altos ,seis pisos o niveles, y podemos
figurarnos estos cuartos como unas celdillas abiertas por la parte interior
[...] Una torre ocupa el centro, y esta es la habitación de los inspectores
[...] la torre de inspección está también rodeada de una galería cubierta con
una celosía transparente que permite al inspector registrar todas las celdillas
sin que le vean, de manera que con una mirada ve la tercera parte de sus presos
[...] pero aunque esté ausente, la opinión de su presencia es tan eficaz como
su presencia misma. Entre la torre y las celdillas debe haber un espacio vacío,
o un pozo circular, que quita a los presos todo medio de intentar algo contra
los inspectores [...] El todo de este edificio es como una colmena, cuyas
celdillas todas pueden verse desde un punto central (Bentham ,1791:36).
_______________________________________
24 No debemos olvidar, que muchos
dirigentes de ese Gobierno habían entrado en las cárceles franquistas por
motivos políticos, y conocían de cerca el Sistema Penitenciario español.
La tipología de los
centros Tipo se formaliza sobre la base de una estructura urbana modular en la
que se integran edificios, calles y plazas. La ordenación está basada en la
definición de diversos anillos concéntricos de seguridad alrededor de un
recinto interior, identificado como Urbanización Interior. Se trata de,
mediante la asignación coercitiva del espacio, establecer dónde debe de estar
cada interno en cada momento, cómo reconocerlo, a qué departamentos tiene
acceso, estableciendo de este modo una vigilancia constante mediante el poder
disciplinario. La disposición concéntrica del sistema de vigilancia funciona,
como diría Foucault (1975), como un intensificador de poder, ya que puede
reducir el número de los que ejercen el poder y aumentar el número sobre los que
se ejerce; puede actuar de forma preventiva dado su carácter constante de
presión y actúa de manera automática. Se garantiza así la economía, la eficacia
y la continuidad del sistema de poder.
Este diseño dota al
centro de edificios que albergan los servicios generales comunes, así como
amplios espacios polivalentes de uso común que se utilizan tanto para talleres
de trabajo como para aulas de formación. También le confiere espacios para un
gran número de actividades deportivas
como natación, squash, cancha de baloncesto, campo de fútbol, de atletismo y de
lugares ajardinados de comunicación y convivencia con la familia en los días de
visita.
Mediante la
diferenciación de zonas residenciales, central de equipamientos, de trabajo y
perimetral, se busca garantizar altos niveles de seguridad y eficiencia, así
como justificar también la mejor habitabilidad posible para el desarrollo de
las actividades culturales, educativas, deportivas o laborales. Existen
diferentes tipos de edificios que se clasifican según la posibilidad o no de
acceso de los internos a los mismos:
Los edificios
externos, excepto el departamento de comunicaciones familiares, son los
utilizados por personas no internas en la institución: control de accesos,
oficinas, cuerpo de guardia y jefatura de servicios. A estos espacios no pueden
tener acceso los internos excepto algún preso de confianza para portar paquetes
del exterior al interior o para realizar labores de jardinería en el recinto
exterior. En esas ocasiones, los internos utilizan una puerta auxiliar para
llegar al exterior que rodea intencionadamente la jefatura de centro y de
servicios. En la jefatura de servicios es donde se ejecutan todas las órdenes y
disposiciones de la actividad diaria del centro, siendo el centro neurálgico de
las operaciones regimentales. En ningún caso tienen acceso a las oficinas o
despachos de los mandos del centro. Próximo a él y vedado también para los
internos, se encuentran los despachos del equipo de tratamiento formado por
psicólogos, educadores y trabajadores sociales.
Los edificios de
servicios son los utilizados por internos de forma no continuada: cocinas,
lavandería, talleres productivos y la zona llamada sociocultural donde se
realizan actividades deportivas, lúdicas y de formación. Las diversas
actividades del módulo de sociocultural se integran en un plan racional,
concebido ex profeso para lograr los objetivos de la institución. A estos
espacios tan sólo pueden acceder internos previamente seleccionados por el
equipo de tratamiento, por su buen comportamiento o por determinadas aptitudes
consideradas necesarias para el desempeño de las actividades y trabajos
cualificados. La posibilidad de acceder
o no a estas dependencias se utiliza como método de premio o castigo según el
comportamiento del interno se adecue o no a las normas impuestas por el centro.
Los edificios
residenciales, tienen una presencia permanente de internos y son los módulos
residenciales donde viven los internos, que se describen con detalle en el
siguiente epígrafe. En el centro penitenciario, los internos tienen la
posibilidad de trabajar en la panadería, la lavandería, el economato, el
servicio de limpieza y jardines o como ordenanzas (25), recibiendo un salario a cambio. También existe
la posibilidad de trabajar en los talleres productivos, donde el interno recibe
un sueldo según el número de piezas realizadas. Estos talleres se encuentran
tanto en la zona de talleres como en algunos módulos donde se intenta potenciar
la vida laboral de los internos (M5, M6, M de jóvenes, M de mujeres y M
terapéutico).
Los internos
trabajadores se encuentran afiliados al régimen general de la Seguridad Social.
La actividad productiva de los talleres penitenciarios se autofinancia, en la
medida en que no está subvencionada a través de los Presupuestos Generales del
Estado, siendo importante por tanto asegurar su viabilidad económica. Sólo los
internos que mantienen buen comportamiento tienen opción de trabajar en
talleres, utilizándose al igual que el sistema de cambio de módulos como herramienta
de premio o de castigo.
Debido a esto último,
los internos del programa PAIEM no suelen ser admitidos en los talleres,
presuponiendo por parte de la institución un bajo rendimiento laboral, en
contraposición a la opinión de Foucault (2009:156) de “[…] en el buen empleo
del cuerpo, que permite un buen empleo del tiempo, nada debe permanecer ocioso
o inútil”.
La idea de Foucault
de que el cuerpo queda construido desde el poder como un cuerpomáquina, y que
debe ser útil para la institución, aplicando mediante la disciplina una
economía positiva que persiga la utilización productiva del tiempo, en los
internos PAIEM, no suele ser aplicada. La institución, salvo algunas excepciones,
suele adjudicar a sus cuerpos la
característica de no productividad, provocando una pertinaz insistencia en
solicitar la incapacidad legal para estos internos, como veremos en la
etnografía.
_______________________________________
25 Interno de confianza de la
institución que desarrolla diferentes funciones dentro de la institución,
apoyando las funciones del funcionariado y mediando entre éstos y el resto de
internos.
4.2 Donde se albergan los cuerpos
Los módulos
residenciales son un conjunto de dependencias dentro del centro penitenciario
que permite que los internos que residen en ellos desarrollen en su interior
todas las actividades de la vida ordinaria. Los módulos residenciales albergan
unos 130 internos cada uno, y están ubicados de dos en dos y separados por una
garita de funcionarios en el centro que da cobertura a ambos módulos. Una parte
de las celdas de dichos módulos dan a las zonas ajardinadas comunes, que son
surcadas por los caminos que comunican todos los módulos entre sí y que son
utilizadas tanto por el personal como por los internos. La otra parte de las celdas
dan a los patios interiores de dichos módulos, donde habitualmente se realizan
actividades deportivas o simplemente se deja pasar el día paseando.
En el interior de los
módulos están las celdas, que dan cabida a dos internos y que cuentan con ducha
y retrete cada una, el despacho sanitario, el despacho de psicólogos y
educadores para atender a los internos, el comedor, el office desde donde se
reparte la comida, un pequeño gimnasio, una sala de estudio, una sala de
actividades polivalente y un servicio con duchas por si alguno quiere ducharse
fuera del horario de permanencia en las celdas. El centro está compuesto por 14
módulos residenciales con un total de 723 celdas, todas ellas con rejas en las
ventanas, siguiendo la arquitectura del centro Tipo. Todas las celdas son
dobles, excepto en el módulo de aislamiento que son individuales y en
enfermería que pueden llegar a albergar hasta 4 camas.
En el Centro existen
diferentes tipos de módulos residenciales:
- Módulo de Respeto
- Módulo Ordinario
- Módulo de
Aislamiento
- Módulo de Ingresos
- Módulo de
Enfermería
- Módulo de Jóvenes
- Módulo de Mujeres
- Módulo Terapéutico
El módulo de Respeto
es una unidad de máxima exigencia dentro del sistema penitenciario. Tienen su origen en el año 2001 en el centro
penitenciario de Mansilla de las Mulas (León), y en la actualidad están
implantados en todos los establecimientos penitenciarios de España. Según la
DGIIPP, la finalidad de los módulos de Respeto es lograr un clima de
convivencia y máximo respeto entre los residentes del módulo. En ellos se
persigue que el interno deje de vivenciar el módulo y sus normas como algo
impuesto para considerarlo como algo propio. El factor fundamental es la
participación del interno en la vida, las tareas y las decisiones del módulo, a
través de grupos de trabajo y comisiones de internos.
En la práctica diaria
vemos cómo el funcionamiento está altamente normatizado, y cada acción esta
previamente definida y posteriormente evaluada tanto por los funcionarios como
por la figura del interno de apoyo. Este último se encarga de hacer efectivas las
normas y tiene potestad para imponer castigos a todo aquel que no cumple las
pautas, previamente decididas en la asamblea semanal. De esta manera, la noción
de poder se va imbricando y embebiendo en todos los componentes del sistema
para garantizar el biopoder sobre el interno. En el centro son módulos de
Respeto el M2, M3, M de mujeres, Jóvenes, M5, M6, M4, M8 y M terapéutico.
El módulo ordinario
es un módulo de baja exigencia donde las normas son aplicadas de manera más
laxas, debido a la alta conflictividad de los internos allí ingresados. Estos
módulos son utilizados como medio de castigo cuando un interno comete alguna
infracción en los módulos de alta exigencia. Las peleas, el consumo de drogas y
la falta mutua de respeto son mucho más frecuentes en estas unidades. En el
centro son módulos ordinarios el M7 y el M1.
El módulo de
Aislamiento es donde están los internos con especial vigilancia. Este módulo
está destinado a los internos clasificados en Primer Grado (que se explicará
más adelante), y a los castigados con días de aislamiento por haber cometido
alguna falta grave, es decir, por sanción disciplinaria. Todos aquellos sujetos
que mantienen actitudes que se valore que sobrepasan la frontera de la norma y
la moderación, son ingresados en el módulo en espera de que el sujeto deponga su actitud. El
régimen de vida en estos módulos es el llamado de Régimen cerrado.
Durante su permanencia en este módulo, los internos tienen
reducidos una gran parte de sus actividades habituales como son: la posibilidad
de ver la televisión, la compra de cigarrillos o de cafés, la salida diaria al
patio, la salida extramodular o el número de llamadas y comunicaciones con sus
familiares, lo cual es decidido en función de la peligrosidad del sujeto o del
incidente cometido. Así permanecen encerrados en su celda un total de 22 horas
diarias, con salidas individuales a patio de dos horas. No pueden disfrutar de
actividades lúdicas como el resto de
internos y sus comunicaciones familiares están sometidas a una estrecha vigilancia.
El módulo de Ingresos es el módulo donde se recibe a los
sujetos, se les explica el funcionamiento del régimen disciplinario y las
normas a seguir. Es allí donde es visitado por el médico para dictaminar su
estado de salud a su llegada, y por el educador para decidir el módulo que le
será asignado según el tiempo de condena, antecedentes comportamentales, tipo
de delito o reincidencia. En este módulo, se hace un examen muy detallado sobre
las posibles enfermedades infecciosas para evitar futuros contagios y/o
transmisiones, la existencia de lesiones ocasionadas por otras instituciones
extrapenitenciarias para evitar posteriores denuncias hacia la institución, y
la situación mental del interno unido a un posible riesgo de suicidio. Si esto
último se detectara, existe un minucioso protocolo que es puesto en marcha de
manera inmediata, llamado PPS (26)
En el módulo de
Enfermería residen internos con enfermedades agudas o crónicas, octogenarios,
enfermos mentales y, en general, cualquier interno que por cuestiones de salud
vea dificultada la vida cotidiana en un módulo genérico. Sin embargo, existen
también otros criterios de ingreso que sin ser estrictamente médicos se valoran
como tal, como pueden ser el tipo de delito (violaciones o parricidios), la
complejidad del carácter de un sujeto que le impida las relaciones sociales
normalizadas en el resto de módulos, o cualquier tipo de comportamiento disruptivo que altere el orden
del resto de módulos.
A pesar de ser un
módulo eminentemente médico, se da la paradoja de que los ingresos y las altas
las puede realizar tanto profesionales de la medicina como el director del
centro, con lo cual queda desvirtuada su función cuidadora y protectora de la
salud, pasando a convertirse en un cajón de sastre para todo sujeto cuyo
comportamiento no cumpla las normas regimentales y que por sus características
particulares no pueda ser ingresado en el módulo de aislamiento. En este
módulo, debido a las características de los internos, la relación con el
funcionariado y con el equipo médico es mucho más flexible y cordial, dándose
relaciones recíprocas de aparente aprecio. El nivel de control asimismo es más
reducido que en otros módulos, permitiendo la permanencia en las celdas todo el
día si así lo desea el interno.
_______________________________________
26 El Programa de Prevención de Suicidios fue
creado en el 2005 por DGIIPP, como un programa individualizado de detención y
prevención de conductas suicidas, ante el aumento de suicidios en prisión en
los últimos años. El interno es valorado previamente por el médico y el
psicólogo quienes decidirán que medidas deben ser adoptadas, como:
acompañamiento 24 horas por un interno de apoyo, ingreso en enfermería,
retirada de objetos con los que pudiera atentar contra su vida o visita diaria
por los profesionales. Semanalmente se evalúa la evolución del caso, acordando
el mantenimiento en el programa, la modificación de las medidas adoptadas, o en
caso de dejar de existir riesgo, la baja en el mismo.
El módulo de Jóvenes está
destinado a los internos con edades comprendidas entre los 18 y los 21 años de
edad y tiene las mismas infraestructuras que el resto de módulos. La formación
y los talleres laborales tienen especial relevancia en este módulo con el fin
de mejorar la reinserción posterior del interno.
El módulo de Mujeres
está destinado a las internas mujeres y tiene las mismas infraestructuras que
el resto de módulos. A pesar de que se persigue que los talleres laborales y
formativos tengan relevancia en este módulo con el fin de mejorar la inserción
sociolaboral de las internas, la realidad es que se destinan muchos menos
recursos materiales y personales y por lo tanto el número de actividades en el
módulo es reducido.
El módulo
Terapéutico alberga internos incluidos en un programa integral de
drogodependencias. Constituye un espacio socioeducativo y terapéutico, libre de
las interferencias que genera la droga, fomentando cambios en los hábitos,
actitudes y valores de los internos residentes, creando un ambiente dinámico y
personalizador, en el que adquiere mayor eficacia la intervención
multidisciplinar dirigida a la normalización y reincorporación social de los
internos.
La estructura modular
está concebida para que los sujetos no puedan salir del módulo a no ser que
sean requeridos por algún funcionario para realizar alguna actividad
extramodular en la que previamente han sido aceptados, o tengan que acudir
fuera de la prisión por motivos médicos, judiciales u otros motivos
extraordinarios. Por lo tanto, la opción de salir del módulo se convierte en un
bien codiciado por los sujetos, para romper la monotonía diaria o para tener la
opción de relacionarse con compañeros de otros módulos.
Este es el caso de
los internos encargados de servir la comida, quienes acuden tres veces al día a
la cocina, paseando por los espacios libres intrapenitenciarios. Estos momentos
son aprovechados para establecer relaciones con internos de otros módulos o con
otros profesionales penitenciarios que habitualmente no van a su módulo. Este
puesto es muy deseado por los internos y queda reservado a los que muestran un
comportamiento ejemplar y empatizan con las peculiaridades de cada profesional
con los que se relacionan. Esta situación les conduce a la necesidad de ejercer
un vaivén de identidades simuladas con el fin de agradar al profesional que
debe decidir sobre él.
La decisión sobre a
qué módulo debe de ir cada interno es tomada por el equipo de tratamiento a no
ser que el director tome otra decisión en cuyo caso prevalecerá siempre esta
última. Esta decisión se basa en el sistema de clasificación que considera
criterios de reincidencia, peligrosidad del sujeto, tipo de delito, tipo de
tratamiento que requiere y características psicológicas.
Frecuentemente, y de
manera ostensible, el traslado de internos de un módulo a otro es utilizado
como recurso regimental para impartirles el castigo o la recompensa que su comportamiento merezca. El sujeto aprende de
esta manera a comportarse en base a un sistema de módulos según el objetivo que
persiga. Se constituye por tanto una especialización espacial en virtud de la
cual, el sistema castiga o privilegia a los sujetos, y éstos intentan
equilibrar como mecanismo compensatorio a la desmembración del yo que se
provoca en el sistema. No debemos olvidar, por otra parte, como en las
instituciones totales como dice Goffman (1970) los privilegios no equivalen a
prerrogativas, sino que son en realidad ausencia de privaciones.
4.3 La hidra vigilante
El modelo
organizativo del centro se dispone según una estructura piramidal, compuesta
por el director del Centro Penitenciario como máximo responsable, asistido de
cinco subdirecciones (Subdirección de Tratamiento, Subdirección de Seguridad,
Subdirección de Régimen, Subdirección Médica y Administración) así como un
amplio abanico de funcionarios que trabajan en dichas subdirecciones. Los
funcionarios pueden trabajar en las oficinas de los departamentos exteriores,
en el interior de los módulos y departamentos interiores o en oficinas ubicadas
en el interior de los centros. Por otra parte, existe un amplio número de
profesionales que trabajan en el área de tratamiento: psicólogos, juristas,
educadores, trabajadores sociales, monitores deportivos y ocupacionales; así
como en el área médica: facultativos, enfermeros y auxiliares. Dicha estructura
piramidal demarca y organiza los diferentes dispositivos de control dentro de
la institución y permite el correcto funcionamiento interno de cada centro, a
la vez que posibilita la continua relación y coordinación con los Servicios
Centrales ubicados en Madrid.
Esta estructura
piramidal, propicia la creación de una cierta ansiedad flotante que se
retroalimenta en un círculo vicioso. Los internos se sienten amenazados por
otros internos y por los funcionarios. Los funcionarios, por los internos y la
Administración. Y la Administración, por los funcionarios y por los agentes
sociales (políticos, sindicatos, prensa y jueces entre otros).
Para el desarrollo de
las funciones de cada establecimiento penitenciario existen los siguientes
Órganos Colegiados:
- Consejo de
Dirección.
- Junta de
Tratamiento, que tendrá a su disposición, como unidades de estudio, propuesta y
ejecución, el Equipo de Técnicos necesarios.
- Comisión
Disciplinaria.
- Junta
Económico-Administrativa.
Las funciones de
coordinación entre los diferentes Órganos Colegiados corresponden al director
del establecimiento.
La eficacia de los
acuerdos de los Órganos Colegiados, con la excepción de los adoptados por la
Comisión Disciplinaria, quedará demorada hasta que se produzca la aprobación
por el director del Centro. En el caso de que su valoración fuera negativa, por
estimar que los acuerdos adoptados perjudican gravemente el régimen del centro
o conculcan la legislación, el Reglamento Penitenciario o las circulares,
instrucciones u órdenes de servicio dictadas por los órganos directivos de la
Administración Penitenciaria, no serán validados hasta la aprobación del Centro
Directivo.
El Consejo de
Dirección debe supervisar e impulsar la actividad general del centro
penitenciario, elaborar las normas de régimen interno para su aprobación por el
Centro Directivo, fijar el número de Equipos Técnicos del centro penitenciario
y determinar su organización, funcionamiento y composición conforme a las
normas de desarrollo de este Reglamento, fijar los días en que puedan comunicar
los internos y establecer los horarios de las comunicaciones y ejercer las
demás competencias que le atribuye el Reglamento.
La Junta de
Tratamiento debe establecer los programas de tratamiento, supervisar la
ejecución de las actividades programadas por el Equipo Técnico, formular en
función del estudio de los penados las propuestas de grado inicial de
clasificación y de destino al establecimiento que corresponda, conceder los
permisos penitenciarios de salida, elevar propuestas de los beneficios
penitenciarios y de la libertad condicional y formar y custodiar el protocolo
correspondiente a cada interno.
La Comisión
Disciplinaria debe ejercer la potestad disciplinaria penitenciaria y acordar la
concesión de las recompensas que procedan a los internos, sin perjuicio de la
competencia del director para la
imposición de sanciones por faltas leves y de las atribuciones de los Jueces de
Vigilancia (27).
La Junta
Económico-Administrativa es el órgano colegiado encargado de la supervisión de
la gestión de personal, económico-administrativa, presupuestaria y contable del
establecimiento.
___________________________________
27 El juez de Vigilancia Penitenciaria
es una entidad jurídica que se encarga de salvaguardar los derechos de los
internos y vela para que se cumple la legalidad en los diferentes procesos del
internamiento.
En cada
establecimiento penitenciario existen los siguientes Órganos Unipersonales:
- El director
- El administrador
- El jefe de
servicios
- El subdirector de
tratamiento
- El subdirector
médico
El director de un
centro penitenciario ostenta la representación del Centro Directivo y de los
órganos colegiados del establecimiento que preside, y es el obligado, en primer
término, a cumplir y hacer cumplir las leyes, reglamentos y disposiciones en
general y especialmente las que hacen referencia al servicio.
Le corresponde
dirigir, coordinar y supervisar la ejecución de las directrices del Centro
Directivo, así como inspeccionarlos y corregir cualquier falta que observare en
los mismos; representar al centro penitenciario; adoptar las medidas
regimentales urgentes necesarias para prevenir y, en su caso, resolver
cualquier alteración individual o colectiva del orden en el centro; adoptar,
ante hechos o actuaciones de los internos que se presuman faltas
disciplinarias, las medidas cautelares que procedan hasta que recaiga acuerdo
definitivo; disponer, la excarcelación de los detenidos, presos y penados a su
cargo; autorizar, las comunicaciones, visitas, salidas al exterior y
conducciones de los internos; asumir la representación del Organismo Autónomo
Trabajo y Prestaciones Penitenciarias, con la función de dirigir y supervisar
sus actividades en el centro y llevar a cabo cuantas tareas o cometidos le
atribuya el Centro Directivo en relación con sus funciones como responsable del
centro penitenciario.
El administrador se
encarga de dirigir los servicios administrativos del establecimiento, extender
los talones de las cuentas bancarias del Centro penitenciario, cuidar de los
niveles de calidad y coste de los bienes y servicios, efectuar las
transferencias de los saldos de peculio en los supuestos establecidos y rendir
las cuentas ante los órganos competentes con el visado del director y el
informe de la Junta Económico-Administrativa.
El jefe de servicios
es el encargado de la coordinación de los servicios del área de vigilancia bajo
la dirección y supervisión de los mandos del centro y, en consecuencia, debe
adoptar provisionalmente las medidas indispensables para mantener el orden y el
buen funcionamiento de los servicios, dando cuenta de ellas al director
.
El subdirector de
tratamiento se encarga de establecer los programas de tratamiento o los modelos
individualizados de ejecución penitenciarios para cada interno, de la
clasificación interna y de definir las actividades a realizar en función de las
peculiaridades de la personalidad del interno y del tiempo de duración de la
condena.
El subdirector médico
se encarga de garantizar una asistencia sanitaria integral y orientada tanto a
la prevención como a la curación y la rehabilitación, garantizando una atención
médico-sanitaria equivalente a la dispensada al conjunto de la población. Así
mismo, formaliza los correspondientes convenios de colaboración en materia de
salud pública y asistencia sanitaria, en los que se definirán los criterios
generales de coordinación, protocolos y procedimientos con el sistema nacional
de salud.
En cada establecimiento
penitenciario existen los siguientes profesionales penitenciarios:
-Juristas
- Psicólogos
- Educadores
- Trabajadores
Sociales
- Personal Sanitario
- Personal de
Vigilancia
Los juristas son los
encargados de estudiar toda la información penal, procesal y penitenciaria de
cada interno y de realizar la valoración jurídica para su clasificación, que
determinará la programación del tratamiento que ha de seguir. Redactan y
fundamentan los acuerdos adoptados por la Junta de Tratamiento y realizan
informes para las autoridades judiciales
y la Administración Penitenciaria. Los servicios jurídicos de cada centro
penitenciario proporcionan orientación legal actualizada de su situación
procesal a los internos.
Los psicólogos
estudian las variables que determinan el comportamiento del interno para emitir
informes e identificar las carencias y necesidades que deben ser tenidos en
cuenta a la hora de asignar los programas de tratamiento y los modelos
individualizados de intervención para cada recluso. Son los responsables de
llevar a cabo lo programas terapéuticos.
Los educadores deben
conocer, asesorar e informar, tanto de temas penitenciarios como
extrapenitenciarios a cada uno de los internos que tienen asignados, observar
su conducta y emitir los correspondientes informes que quedan reflejados en la
carpeta de seguimiento. Desarrollan los programas de intervención terapéutica y
las actividades culturales y deportivas de los internos que tienen asignados.
Los trabajadores
sociales son los encargados de resolver la problemática sociofamiliar que ha
desencadenado supuestamente el ingreso en prisión del interno. Proporcionan
información y asesoramiento en general, median en la restauración de los
vínculos familiares deteriorados o rotos para tratar de favorecer la
reinserción social del interno. También son los responsables de propiciar la
inserción laboral de aquellos reclusos cuya situación penitenciaria les permite
acceder al trabajo. Entre sus funciones se encuentra, además, la labor de apoyo
y seguimiento a los liberados condicionales y a las personas sometidas a penas
alternativas.
El personal sanitario
es el encargado de la actividad sanitaria tanto preventiva como asistencial de
los internos dentro del establecimiento penitenciario. Deben asegurar que la
atención sanitaria sea de calidad mediante la utilización racional y eficiente
de los recursos diagnósticos y terapéuticos. Determinan los criterios para la
derivación al nivel especializado de los enfermos que la precisan y hacen un
seguimiento de ella. También son los responsables de asegurar el correcto
cumplimiento de los programas de salud establecidos por la dirección del centro
o por la administración sanitaria competente.
El personal de
vigilancia representa la inmensa mayoría del colectivo de trabajadores del
sistema y desarrolla diversas y variadas funciones dentro de los centros.
Además de garantizar el mantenimiento del orden, está directamente implicado en
las tareas educadoras y de rehabilitación de los presos. Su trabajo se
desarrolla en estrecha colaboración con los equipos terapéuticos y educativos
del centro y su aportación resulta un factor imprescindible en el proceso de
reinserción de los internos.
En base a este modelo
organizativo y sin llegar a la rigidez de estereotipos que describe Goffman
(2012), en el centro penitenciario se produce una clara separación relacional,
entre el grupo sometido de los internos y el grupo supervisor de los
funcionarios. Los internos viven dentro de la institución y tienen limitados
sus contactos con el mundo exterior y los funcionarios cumplen una jornada
laboral y están socialmente integrados en el mundo exterior.
Cada grupo tiende a representarse al otro con
rígidos estereotipos hostiles: el personal suele juzgar a los internos como
crueles, taimados e indignos de confianza; los internos suelen considerar al
personal petulante, despótico y mezquino. El personal tiende a sentirse
superior y justo, los internos a sentirse inferiores, débiles, censurables y culpables
(Goffman, 2012:23).
Por lo tanto, las
relaciones sociales entre ambos grupos de actores sociales están determinadas
en la mayoría de ocasiones, por el principio de autoridad y formalmente
prescritas en multitud de actos relacionales como el tono de voz, la
disposición corporal o el respeto de los tiempos.
Todas estas restricciones de contacto ayudan
presumiblemente a mantener los estereotipos antagónicos. Poco a poco se van
formando dos grupos social y culturalmente distintos que tienen ciertos puntos
formales de tangencia en común pero muy escasa penetración mutua […] de modo
que cuando cualquiera de ambos grupos se refiere a los fines o intereses de la
institución se refieren implícitamente a los fines e intereses del personal
(Goffman, 2012:25).
No comparto con
Goffman la idea de la escasa penetración relacional y cultural entre los
actores, ya que es precisamente en esta interacción donde se construye la
naturaleza de los vínculos
institucionales. Sin embargo, si estoy de acuerdo en que los estereotipos
antagónicos se refuerzan por esa relación de dominación de un grupo sobre el
otro.
1- Capítulo IV de la Tesis Doctoral, "Corrigiendo almas y sometiendo cuerpos: la sociedad disciplinaria y un grupo de enfermos mentales del sistema penitenciario actual" de la autora Almudena Mora Notario
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