jueves, 27 de febrero de 2020

Carta de David Rojas Fernández


Que yo, David Rojas Fernández, nacido en Valencia y con NIS 9815293246, vengo a denunciar los abusos, intimidaciones, amenazas y malos tratos, pues me han puesto las manos encima, que sufrimos en esta prisión.

Me han cacheado por sorpresa la celda nº 25 de la 3º galería del módulo 19 de aislamiento, la reventaron y al no encontrar nada, al día siguiente me viene un parte acusándome de que con dos pilas y un cable quería fabricarme una petaca casera. Según la guardia del 11-2, se trataba de dos pilas de reloj que confundieron con dos botones de la T.V, cuando les enseñé el botón me quitaron el parte. Los registros se han repetido el 14 y 15 de este mes acompañados de intimidaciones. Ayer, día de San Valentín, solicité permiso para llamar por teléfono por la tarde, cosa que aprovecharon para volver a destrozarme el chabolo. De vuelta a la celda me crucé con un compañero que evitó que me pegaran. Mientras él llamaba por teléfono, vinieron a coaccionarme e intimidarme y hoy les he pedido el número de placa. Como respuesta, han vuelto a reventarme el chabolo, me han puesto contra la pared y me han dicho que conmigo van a ir a rajatabla y que me aplicaban el artículo 72, por la cara. Me han rodeado, me han faltado al respeto poniéndome las manos en el pecho, en los hombros. Me están buscando para reventarme a palos, siempre es la misma guardia. He sido condenado a cumplir una condena de privación de libertad, no para que me maltraten y abusen de mi persona cada vez que les dé la gana.

Por otra parte, la atención sanitaria es pésima, por no decir que no la recibimos. Llegué quitándome la metadona pero desde que entré aquí el 3-12-2019, solo me han quitado 5 mgs, cuando ya podría estar limpio. Esto no me pasa a mí solo, dar metadona es lo más “normal”, quitarse de la metadona de golpe es difícil, podrían ajustar la medicación para pasar este trance sin sufrir el síndrome de abstinencia…

Tengo un varicocele en el testículo izquierdo para operar hace tiempo pero con tanto cambio no hay manera. Cada vez que llego a una prisión nueva tengo que volver a empezar de nuevo con todas las pruebas y salidas al hospital. En este ni me han sacado al especialista ni me dicen nada al respecto. Además tengo un cristal clavado en la mano izquierda, lo mismo, ni caso.

Llevo casi tres meses echando instancias para que me vea el psiquiatra. Como he sido politoxicómano dicen que tengo diagnosticado trastorno de la personalidad con rasgos disociales, falta de empatía, agresividad, trastorno del control de los impulsos, baja tolerancia a la frustración, síntomas ansio-depresivos, conductas psicóticas, trastorno por ansiedad generalizada… Por si esto fuera poco, nos hacen tomar la medicación a la hora de la cena, a las 19 horas, así que a las 20 horas estamos todos dormidos y a las 2 o 3 de la madrugada despiertos como búhos.
El equipo técnico no aparece por el módulo 19 de aislamiento y así, ¿quién va a decidir cuándo recupera uno su 2º grado? De esta manera nunca. Cuando tenemos que pagar aislamiento en celda, el médico debería venir a vernos todos los días, nunca aparece. Las consultas nos las pasan a través de la cancela del chabolo, en presencia de los funcionarios, sin privacidad, disponiendo aislamiento de una sala para consultas médicas.

Hace mes y medio un tipo le prendió fuego a la celda y nos dejaron unos 15 minutos inhalando humo y ahogándonos, pero claro, estas cosas nunca salen en las noticias, se quedan entre los muros. Como la situación por la que está pasando un paisano nuestro, que tiene las dos manos destrozadas y en una de ellas un pólipo del tamaño de una bola de pin-pon y todos los días suelta sangre por la boca, está para que le operen de urgencia pero ni siquiera le sacan al hospital.

La comida es una basura, nos la sirven en plásticos que han usado antes otros internos; esto es antihigiénico y puede provocar enfermedades. Tendrían que darnos un lácteo, o bien por la mañana o bien por la noche, lo que nos dan son naranjas, a todas horas.

Por último, hay salas habilitadas pero están todas cerradas. Por ejemplo, la semana pasada no paró de llover y hacía frío, así que tuvimos que resguardarnos bajo una marquesina y las salas ahí, muertas de risa. En el patio no hay sillas ni mesas, si quieres almorzar te lo tienes que preparar en el suelo, ¿qué somos? ¿personas o animales?

Esto no puede seguir así, os pedimos la máxima difusión, que saquéis a la luz todas estas injusticias y padecimientos. Gracias por dedicarnos vuestro tiempo. Sin más me despido con un cordial saludo

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